miércoles, 23 de noviembre de 2016

La batalla del Hidaspes (I)

La batalla de Hidaspes (326 a. C.)

Fuerzas enfrentadas:
          Macedonia: Reino indio de Paura:
                34 000 infantes                                       20 000 infantes
7 300 jinetes                                            2 000 jinetes
                                                                              300 carros
200 elefantes

                Bajas: 4 000 infantes muertos Bajas: 12 000 infantes muertos
                          280 jinetes 400 jinetes
8 000 heridos 9 000 hombres capturados
80 elefantes capturados




Después de que Alejandro venciera a los últimos vestigios del Imperio Aqueménida liderados por Besos y Espitamenes en el 328 a. C., inició una nueva campaña contra varios reyes indios en el 327 a. C. Y aunque algunos académicos estiman la fuerza de invasión en unos 120.000 hombres, parece ser más probable que ésta fuese de unos 40 000.

La fuerza principal se dirigió al actual Pakistán a través del paso de Khyber, mientras una fuerza menor bajo el mando personal de Alejandro se dirigió por la ruta del norte, tomando por el camino una fortaleza en Aornos (Pakistán). A principios de la primavera del año siguiente, Alejandro reagrupó ambas fuerzas y se alió con Taxiles (en realidad Ambhi, rey de Taxila), para enfrentarse contra su vecino el rey de Paura, Poros, que decidió plantar cara a Alejandro. El ejército del macedonio era mucho más numeroso, pero Poros tenía 200 elefantes de guerra, cuya presencia amenazaba con volver inútil la caballería griega debido al miedo que causaban los paquidermos a sus monturas. Ambas fuerzas se encontraron a orillas del Hidaspes; los griegos en la orilla occidental y los indios en la oriental.

Poros, que había llegado antes a su orilla del río, se situó frente al ejército de Alejandro y se preparó para rechazar cualquier intento de cruce. La corriente era fuerte, debido a las lluvias monzónicas, y el cauce profundo, por lo que cualquier intento de cruzar por la fuerza podía provocar enormes bajas. Consciente de ello, Alejandro se esforzó por encontrar un vado alternativo y pasó las dos semanas siguientes desplazando a sus tropas arriba y abajo por la orilla, con el ejército de Poros siguiéndole sin perderle nunca de vista.


Tras diversas escaramuzas, Alejandro localizó un buen lugar para cruzar, a unos 30 km río arriba de su campamento. Esa misma noche trasladó en secreto a ese punto una parte sustancial de sus fuerzas, incluyendo casi toda la caballería (unos 10.000 infantes y 5.000 jinetes), con la intención de hacerla cruzar en secreto y sin oposición. El contingente principal quedó al mando de Crátero, con instrucciones de cruzar el río tan pronto como no hubiera elefantes oponiéndose y Poros estuviera enfrentándose a Alejandro con la mayor parte de sus tropas río arriba. Entonces el ejército indio sería atrapado por un clásico movimiento de pinza de ambas fuerzas.

Para sorpresa de los griegos, el cruce resultó más difícil de lo esperado, ya que lo que creían que era la otra orilla del río, resultó ser una isla con un canal detrás. No obstante, toda la fuerza logró cruzar antes del alba y descansar un poco antes de marchar sobre el campamento de Poros, quien aún no sabía nada del cruce del río por parte de Alejandro. Pero Poros despertó antes de tiempo con la noticia de que una fuerza indeterminada de griegos había cruzado el río durante la noche y se dirigía hacia su posición.

Convencido de que se trataba de una maniobra de distracción, mandó un pequeño contingente de caballería y carros dirigido por su propio hijo (quien probablemente se llamaba también Poros). Sin embargo, esta pequeña fuerza resultó aniquilada por los griegos, y el hijo del rey cayó en combate. Al recibir las noticias, Poros decidió enfrentarse a Alejandro con el grueso de sus tropas y dejar un pequeño destacamento frente al grueso del ejército macedonio liderado por Crátero, a fin de impedir su cruce.


Alejandro dirigiendo la carga de caballería de los Compañeros

Los elefantes de Poros suponían un grave problema para Alejandro. El éxito del macedonio en sus batallas se debía mayormente a su habilidad para crear huecos en las líneas enemigas a través de los que poder cargar con los Hetairoi; al menos, esa fue la táctica que le dio la victoria en Issos y Gaugamela. Sin embargo, los elefantes de Poros sembraban el pánico en los caballos y el simple olor de los paquidermos los volvía totalmente ingobernables.

El hábil Poros había desplegado a sus elefantes formando una línea compacta enfrente de su infantería, con la caballería dividida por igual en ambos flancos. Cargar contra la infantería en esas condiciones era imposible para la caballería macedonia, ya que la línea de elefantes era, a todos los efectos, tan impenetrable como un muro de piedra. Alejandro, situado a la derecha de la línea macedónica y decidido a no desperdiciar su caballería contra los elefantes de Poros, ordenó a un contingente de arqueros montados que disparase sobre la caballería del flanco izquierdo indio, y lanzó una carga contra la misma inmediatamente después.

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