lunes, 28 de noviembre de 2016

El ejército de Alejandro (I): la infantería


El ejército de Alejandro 


La conquista del Imperio Persa por parte de Alejandro fue mucho más que un simple episodio bélico entre griegos y persas. Ya fuera por la magnitud de la empresa, ya por su éxito, el mundo antiguo no volvió a ser el mismo después de esos diez años de campañas ininterrumpidas de los macedonios y sus aliados por Oriente.

Las razones de Alejandro para llevar a cabo una campaña de tal envergadura y dificultad nos son desconocidas. Él mismo arguyó su deseo de vengar las invasiones persas de más de un siglo antes, aunque no hay duda de que, en parte, existía la voluntad de unir las heterogéneas ciudades-estado griegas, antes enfrentadas a Macedonia y entonces bajo su dominio, en una empresa común que aunase esfuerzos y evitase disidencias. Se trataría de buscar un enemigo exterior para evitar que se acabase pensando que el verdadero enemigo estaba en casa y era la monarquía macedonia.

En todo caso, fuesen cuales fuesen los motivos que lo llevaron a hacerlo, Alejandro atravesó el Helesponto en la primavera de 334 a.C. con un ejército compuesto por unos   40 000 hombres. Con ellos, y con el firme propósito de liberar las ciudades griegas sometidas por los persas, Alejandro inició su marcha contra el Imperio Persa dejando su reino en manos de Antípatro. Y además del arrojo y del magnetismo personal del rey macedonio; fue la composición de su ejército, unida a su indiscutible talento como estratega y a la hábil elección de hombres capacitados y de confianza como generales, lo que constituyó la clave de sus increíbles victorias.

El ejército macedonio, al contrario que los de las ciudades griegas que se basaban sobre todo en la infantería hoplita, se articulaba en torno a una hábil combinación de infantería y caballería pesadas, apoyada por buenas tropas auxiliares. De este modo, el esfuerzo combinado de estas fuerzas fue clave para los éxitos de Alejandro.

Se trataba de un ejército altamente entrenado y disciplinado, capaz de maniobrar en completo silencio acatando, como una perfecta máquina de engranajes, cada una de las órdenes de sus superiores o de su comandante en jefe, el rey macedonio. Además, por las características de su armamento en comparación con el presa, su envite era irresistible en un ataque frontal. En rasgos generales, podemos decir que, la infantería macedonia constituía el sólido yunque contra el que debía ser aplastado el enemigo; el martillo que ejecutaba la acción, golpeando desde el flanco de la línea, era la caballería pesada macedonia. Unos 1800 jinetes que, como veremos, se organizaban en ocho escuadrones (ilai) de hetairoi o "compañeros", y constituía la verdadera elite del ejército; llegando a ser uno de ellos, el ile basilike, la escolta personal del rey.

La técnica del martillo y el yunque: la caballería golpea por la retaguardia y la infantería soporta el empuje del ejército enemigo, totalmente envuelto por las fuerzas macedonias 

Con frecuencia, la táctica más recurrente en combate era hacer avanzar el ejército de forma oblicua para dislocar las líneas persas mientras trataban de envolverlos por el flanco derecho. De este modo, los pezhetairoi formaban en el centro y los hipaspistai a su derecha, actuando como una bisagra; los hetairoi a caballo formaban, normalmente, en el ala derecha. Con esta formación, el rey de Macedonia mantenía a raya a la columna de caballería persa que, generalmente, trataba de envolver su flanco derecho con sucesivas cargas de caballería ligera, cuyos escuadrones atacaban por turnos, asegurándose de este modo el descanso de parte de sus efectivos y contando siempre con tropas más o menos frescas.

Mediante esta táctica, la caballería persa se veía obligada a avanzar hacia la derecha, lo que le hacía perder el contacto con su principal línea de batalla, quedando, de este modo, aislada. En el momento en el que se había producido la deseada dislocación en la línea enemiga, Alejandro en persona se ponía al frente de la decisiva carga de su caballería pesada, que avanzaba en línea recta hacia las líneas enemigas, desbaratándolas en un decisivo choque frontal.

Veamos con detalle las características principales de las distintas unidades macedonias, su organización y las singularidades de su armamento.

La infantería

Los soldados de falange macedonios pueden ser divididos en dos grupos principales: la infantería pesada, denominada pezhetairoi o "compañeros de a pie", y la guardia de infantería de élite, los hypastistai, que significa "los portadores de escudo". Entre los pezhetairoi se encontraban los asthetairoi y, entre los  hipaspistas se distinguían, por su rango superior, los basilikoi o "reales". A estos contingentes, habría que añadir un número indeterminado de arqueros y de otros falangistas ligeros, otras unidades como los tureóforos y los peltastas, o cuerpos auxiliares de apoyo.

En todo caso, el componente básico de la falange era el lochos, la fila de 16 hombres, mandados por un lochagos. Cuatro lochoi componían una tetrarquía de 64 hombres bajo la dirección de un tetrarca, 4 quilarquias formaban una estrategia de 4 096 falangistas, a la cabeza de la cual estaba un stratego. En cada nivel, el comandante de la unidad, lo era también de una de las unidades inferiores que la componían: de este modo, el stratego era uno de los cuatro quiliarcas.  Además, las unidades superiores contaban con cierto número de oficiales suplementarios, como el hipereta en la speida o el archipereta en la quiliarquía, que eran oficiales de intendencia. Estos estaban encargados del inventario y reparto del botín, de la distribución de la soldada, así como de las raciones y del equipamiento de los soldados. También destaca el grammateis, que se encargaba del papeleo del ejército, lo que no era poco trabajo.

En el 335 a. C., el ejército de Alejandro estaba compuesto por 30 000 soldados de infantería, aunque este número debía incluir las tropas aliadas y a los mercenarios. A fin de proteger su retaguardia y las posibles sublevaciones en Grecia, en el continente europeo quedaron 12 000 de estos hombres, seguramente hipaspistas, bajo el mando de Antípatro. De este modo, cuando Alejandro se adentró en Asia, en el 334 a. C., contaba con un ejército de 12 000 soldados de falange macedonios. De ellos, 9 000 eran pezhetairoi, que se dividían en seis unidades o batallones (taxeis) de 1 500 hombres cada una. Los restantes 3 000 soldados eran hipaspistas, aunque se desconoce si fueron asignados en tres unidades de 1 000 hombres cada una, llamadas quiliarquías, desde el comienzo de la campaña o esto sucedió a partir del 331 a. C.

Veamos los principales cuerpos de la infantería macedonia:

Los pezehetaroi: el ejército de Filipo constaba de un núcleo de infantes profesionales, los pezhetairoi, que en principio constituían la guardia real y que acabaron por convertirse en los batallones de la falange macedonia. Empezaron a destacar a partir del importante papel jugado en Batalla de Queronea (338 a. C.); en la que, comandados por Filipo, dieron a los Argéadas el dominio sobre Grecia.


La sarissa era su arma principal. Se trataba de una pica hecha con madera flexible, mucho más larga que la tradicional lanza de los hoplitas (la media era de 6 m). Por su longitud, cubría cinco filas de soldados, lo que hizo de la falange macedonia un impenetrable muro cuya simple visión horrorizaba a sus oponentes.

Tácticamente, los pezhetairoi eran usados como una gran línea defensiva, en vez de como tropas de choque. No obstante, la longitud de la sarisa, que daba a la falange este aspecto terrorífico, limitaba mucho sus maniobras; por lo que si se les cogía por el flanco o la retaguardia, casi no tenían oportunidad de responder, tal y como ocurrió en la batalla de Gaugamela (331 a. C.).

Fue ésta la primera batalla de Alejandro en suelo asiático, y en ella, el rápido avance del ala derecha macedonia abrió una brecha entre los dos batallones de pezhetairoi. Entonces, una parte de la caballería enemiga consiguió penetrar y a punto estuvieron de acabar con toda la falange macedonia desde la retaguardia. Afortunadamente, la falta de disciplina de los comandantes persas y la actuación de la segunda línea de hoplitas que Alejandro había puesto como refuerzo, salvaron la difícil situación.

En el 334 a. C. Alejandro Magno se llevó seis batallones de pezhetairoi a Asia y añadió un batallón más para la campaña de la India. En cifras, las fuerzas expedicionarias de Asia de pezhetairoi (compañeros de a pie) sumaban 9 000 hombres, repartidos en 6 batallones (taxeis) de 3 lochoi cada uno. Los taxeis llevaban el nombre de su comandante y eran reclutados sobre una base territorial, organizándose según la procedencia de sus soldados, especialmente de la Alta Macedonia.

Los astheraoi: Algunos historiadores consideran a éste un cuerpo independiente de los soldados de la falange. La interpretación de su nombre es compleja, pues al prefijo asth- se le ha hecho derivar de astoi, que significa "los habitantes de la ciudad", pero los taxeis a los que se aplica el término provenían de la Alta Macedonia y en aquella región lo que no abundaban, precisamente, eran las ciudades. Otros asocian su nombre con el término aristoi, "los mejores" y en apoyo a esta idea está el hecho de que este cuerpo ocupaba una posición de honor como línea de infantería del flanco derecho, junto a los hipaspistas.

No obstante, la opinión más extendida es que astheraoi significa "los compañeros más cercanos", en sentido espacial, al provenir, mayoritariamente, de la Alta Macedonia. No se descarta el hecho, sin embargo, de que estos eran los taxeis que combatían más cerca del rey, por lo que quizás se trataba de una especie de cuerpo de elite. No obstante, en este sentido, resulta difícil explicar por qué Crátero, el gran comandante de la falange, ocupaba el ala izquierda de la formación, si la posición de honor se encontraba en el flanco derecho. De todos modos, es posible que los asthetairoi dispusieran de mejor armamento y hubieran recibido mejor instrucción que los demás pezhetairoi, ya que combatían al lado de los hipaspistas

Los hipaspistas: Se trataba de una fuerza de élite y, sin duda, gozaban de mayor movilidad que los pezhetairoi. Su nombre completo era "los escuderos de los Compañeros" y, originalmente, eran los sirvientes de los falangistas, aunque parece que llegaron a convertirse en una unidad de elite; una especie de infantería "semipesada" como consecuencia del proceso de flexibilización y aligeramiento de la formación hoplítica y su panoplia (pues una de sus principales armas era su velocidad y versatilidad determinada por la ausencia de coraza en su armamento). De todos modos, se trataba de un cuerpo de hoplitas organizados en falange. Pero debido a sus características, este cuerpo desempeñó funciones de enlace entre la infantería pesada y la caballería, también acompañaban al rey en misiones especiales que exigían rapidez y resistencia, así como capacidad para combatir en terrenos escarpados.

Eran reclutados entre jóvenes de la nobleza macedonia, tal y como confirma el reglamento militar de Casandrea, de época Antigónida; y su nombre respondía a los escudos que llevaban, hasta el punto de que los hipaspistas veteranos formaron la unidad de agriráspidas o "escudos de plata". Por ello, los hipaspistas  formaban el cuerpo de guardia y, entre todas las tropas de infantería eran los que luchaban más cerca del rey. Los soldados del primer lochos constituían la vanguardia y eran conocidos por la denominación de basiliokoi hypaspistais. Estos hipaspistas reales, eran una verdadera unidad de élite que tenía el honor de guardar la tienda del rey, así como un puesto privilegiado en la formación de combate, ya que formaban una fila entre la Caballería de los Compañeros y los Compañeros de a Pie, pues su armamento ligero les permitía seguir a la caballería y preceder a la infantería pesada. Y aunque contaban con comandantes de unidad, quiliarcas y pentacosiarcas, todos ellos estaban bajo el mando del archihypaspistai.

En todo caso, sabemos que estaban armados con una doratia, una lanza corta, más manejable para el combate, que cubrían su cabeza con un casco adornado con plumas y que portaban escudos macedonios.

El armamento de la infantería

El armamento de los falangistas es descrito por el código militar de Anfípolis, que preveía las multas a los militantes desprovistos de la panoplia reglamentaria. Curiosamente, las multas más graves eran para los descuidos con armas ofensivas y el escudo, cuya ausencia comprometía la eficacia total de la formación. En términos generales, estaba compuesto, para las armas defensivas, de una coraza no metálica (aunque era metálica para los oficiales), un casco ogival, un escudo y grebas y, para las armas ofensivas, de una pica y una espada corta.

La sarissa: La invención de esta arma se atribuye a Filipo II y, sin duda, fue el elemento más característico de la falange macedonia. Era una pica de madera de cornejo que en época de Alejandro medía unos 12 codos (5'5 m) de largo, llegando, hacia el 300 a. C., hasta los 16 codos, esto es unos 7'6 m. Esta pica estaba dividida normalmente en dos o más partes que se unían en la batalla, para facilitar su manejo y garantizar movilidad en el ejército. De los ejemplos conservados, se establece que las dimensiones de sus puntas eran de 51 cm y su peso de 1'13 kg. En el otro extremo, se utilizaban contrapesos que, aunque más cortos y ligeros, podían llegar a los 44'4 cm de longitud y pesar 1 kg. Sus dimensiones podían hacer que pesasen hasta siete veces más que la lanza de un hoplita de época Clásica.

Partes metálicas de una sarissa

Una de sus características principales era su sistema de acoplamiento, lo que aumentaba su resistencia, mejoraba su equilibrio y disminuía su curvatura. Además, este mecanismo permitía desmontar la pica en dos partes, facilitando su trasporte durante las largas marchas del ejército y la reparación de las mismas en caso de rotura de alguna de sus partes.

La espada: Aunque los historiadores no mencionan un arma secundaria para los soldados de la falange, sin duda estos contaban con una. La omisión de Polieno podría deberse a un descuido, ya que la machaira aparece en la lista de las regulaciones de Anfípolis, correspondiente a la época de Filipo V.

Sin embargo, la terminología es confusa. Se supone que el xiphos era la espada corta de doble filo, mientras que el arma usada para acuchillar era el kopis, una especie de "cuchillo de carnicero", más largo y curvado, que también resultaba adecuado para su uso en caballería.

La machaira, por el contrario, podía ser un cuchillo más corto y curvado (a menudo se traduce por "daga"), con frecuencia utilizando para rematar a los enemigos caídos. No obstante, Jenofonte utiliza la palabra machaira como sinónimo de kolpis, tal vez pensando en la lucha cuerpo a cuerpo. El kopis tenía un solo filo que se curvaba hacia adentro, resultando cóncavo en la zona cercana a la guarda, pero volviéndose convexo cerca de la punta.

El pelte: Dado que la sarisa se sustentaba con ambas manos, el tamaño y la forma del escudo tenía que adaptarse a estas circunstancias, por lo que era bastante más ligero que el hoplon de la época Clásica. Los soldados de la falange macedonia llevaban un escudo más pequeño y menos cóncavo, de 60 cm de diámetro y sin borde reforzado. Este escudo, el pelte, tenía una correa que pasaba por el cuello del falangista ayudándole así en su manejo y proporcionándole apoyo extra para sostener el peso de la pica. El escudo era de madera, ligeramente convexo y podía estar recubierto por una plancha de bronce o por cuero crudo y, generalmente, estaba pintado con alguna decoración. Además, es probable que los falangistas de la primera línea usaran escudos protegidos con placas de bronce. Este tipo de protecciones se producían en serie y eran suministrados por el Estado.

Panoplia de falangista macedonio

La armadura: Los soldados de infantería marchaban con casco (kranos), el escudo -ya mencionado- y las grebas (knemides), y es significativo como las fuentes (bien Polieno o las regulaciones de Anfípolis) no mencionen la coraza, a excepción del caso de los oficiales. Esto se debe a que los soldados de infantería sustituyeron esta pieza por el linthorax, una especie de peto ligero elaborado con varias capas de lino pegadas entre sí. Como curiosidad, parece que Alejandro armó a aquellos soldados que alguna vez habían huido del campo de batalla con un hemithorakion, que sólo cubría la parte frontal del cuerpo, para que no volvieran a dar la espalda al enemigo.

En el caso de las grebas, su uso fue habitual entre los macedonios debido, sobre todo, al hecho de que los contrapesos de las sarisai podían lesionar las piernas de los soldados en formación.

En el ejército de Alejandro, parece que la ropa y el equipo se distrtibuían en unos almacenes centrales situados en el tren de intendencia. En la imagen pueden observarse cascos frigios y tracios, corazas completas, una media coraza y dos espadas: una xiphos corta y una kopis larga y curvada

Los cascos eran de tipo frigio, de forma cónica, con o sin carrilleras y sin ningún elemento que protegiese el tabique nasal, pero esto, lejos de ser una desventaja proporcionaba a los soldados una mejor visión y audición, por no mencionar el sofocante calor que debía provocar un casco de tipo corintio, aunque es razonable pensar que en la falange macedonia había todo tipo de cascos, pues los vencedores solían despojar a los enemigos caídos del armamento en buen estado, más aún si tenemos en cuenta que en el ejército macedonio, los cascos sólo se utilizaban entre las primeras filas, mientras que los soldados de las restantes sólo cubrían su cabeza con la kausia, una especie de gorro de cuero.



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