martes, 29 de noviembre de 2016

Algunos de los compañeros de Alejandro (I)

Hefestión (356-324 a. C.)

Aunque se dice que Hefestión Amíntoros nació el mismo día que Alejandro Magno,  es probable que sólo lo hiciese el mismo mes. Este personaje fue un noble y general macedonio que llegó a ser el hombre de confianza del rey en las tareas de gobierno y guerra. No en vano, ambos personajes estuvieron muy unidos: íntimos desde la infancia, ya que compartieron educación en Mieza bajo la tutela de Aristóteles, mantuvieron una estrecha relación que fue más allá de la amistad. De hecho, Hefestión no contrajo matrimonio hasta que Alejandro se lo ordenó (el rey se desposó con la princesa Estatira y Hefestión con Drieptis, hermana menor de ésta, por lo que llegaron a ser cuñados) y sólo su muerte pudo separarlos.

Hefestión acompañó a Alejandro desde el principio de su campaña asiática como uno de los principales comandantes de la unidad de caballería y, antes de la invasión de la India, fue designado como segundo en el mando. De este modo, participó en las batallas de Pelión y el Gránico, en los sitios de Halicarnaso y de Mileto, en la batalla de Issos, en los sitios de Tiro y Gaza, en la batalla de Gaugamela y en la de Las Puertas Persas, en el sitio de Aornos y en la batalla del Hidaspes.

Al parecer, era un hábil organizador y Alejandro le confió numerosos aspectos logísticos en materia de suministros, transporte de equipamiento, construcción de puentes y establecimiento de asentamientos.



Busto de Hefestión

La muerte de Hefestión se produjo tras el otoño de 324 a. C., en Ectabana. Allí el ejército se había acuartelado para pasar el invierno tras la campaña de ese año. Hefestión, durante los juegos que se celebraron en honor a las tropas y a la victoria, enfermó y murió una semana después. Este triste acontecimiento fue una verdadera tragedia para Alejandro que, loco de dolor, quedó en cama varios días, sin comer, sin beber y sin hablar con nadie. En señal de duelo se hizo afeitar la cabeza y las crines de todos los caballos del ejército, canceló las celebraciones e incluso mandó ahorcar a Glaucias, el médico que había atendido a su compañero.

Los funerales de Hefestión fueron dignos de un rey y se celebraron en Babilonia, en presencia de todo el ejército. Tan sólo unos meses después, cuando ni tan si quiera se había terminado de construir su monumento funerario, murió el propio Alejandro.


Clitio el Negro (375-328 a. C)

Ya Drópidas, el padre de Clito, servía a Filipo II de Macedonia, por lo que Clitio, desde muy joven, se incorporó a la corte macedonia. Allí estudió la carrera militar, además de aprender literatura, geografía o matemáticas. La importancia de su familia y sus buenas relaciones con los Argéadas quedan de sobra atestiguadas por el hecho de que su hermana Lanice fuese la nodriza del príncipe Alejandro.

También Clitio, desde joven y junto con un grupo de soldados escogidos, cuidaba de la seguridad del hijo de Filipo y de los hijos de otros importares nobles como Hefestión, Crátero, Nearco, Ptolomeo, Pérdicas o Seleuco, que estaban estudiando bajo la enseñanza de Aristóteles en Mieza.

Comenzó su carrera militar en el año 343 a. C., combatiendo junto al rey Filipo; para después acompañar a Alejandro en la conquista del Imperio Aqueménida.

En el 334 a. C. le salvó la vida en la batalla del río Gránico, segando con su espada el brazo de un enemigo que cerca estuvo de acabar con la vida de Alejandro; llegándo a ser, a partir del año 330 a. C., jefe de la caballería de los hetairoi junto con Hefestión. Dos años más tarde, fue nombrado sátrapa de Bactriana.


Clitio el Negro salvándole la vida a Alejandro en la Batalla del Gránico

Debido al interés de Alejandro por integrar a los persas en el ejército, así como muchas de las costumbres de estos pueblos (algunas contrarias a los ideales macedonios), comenzó su distanciamiento con el rey. Estas tensiones le llevaron a que, en el año 328 a.C., durante un banquete celebrado en Maracanda, al que asistieron importantes griegos y  asiáticos, Alejandro y él se enzarzaran en una fuerte discusión.

A mitad de la celebración y tras excederse con el vino, Alejandro anunció una reorganización en los mandos y ordenó a un consternado Clitio que tomara a 16 000 prisioneros griegos para luchar contra los nómadas de Asia Central. Clitio protestó y criticó al rey por su bravuconería, dando comienzo a una acalorada discusión con el rey que acabó en un cruce de reproches, en la que Clito criticó la "orientalización" del rey macedonio y su ingratitud para con sus soldados griegos y macedonios, quien según él eran los verdaderos responsables de los triunfos de Alejandro, insinuando, incluso la participación de Alejandro en el asesinato de Filipo. Entre ambos comenzó una fuerte pelea, que se dio por zanjada cuando Alejandro, embriagado por la ira y el alcohol, lo atravesó con una lanza acabando con su vida al instante.

Inmediatamente, el joven rey tomó conciencia que había matado a un gran amigo y leal general y deseó quitarse la vida justo después, pero el resto de sus generales se lo impidieron. Estuvo encerrado durante varios días y el resto de su vida lamentó error.


Nearco

Originario de la ciudad de Lato, Creta, su familia se mudó a Anfípolis durante el reinado de Filipo II, (posiblemente después de que éste tomara la ciudad en el 357 a. C.), siendo Nearco un adolescente.

Su familia debió ser influyente, pues junto con Ptolomeo, Erigio, Laomedonte y Hárpalo, hizo de "hermano mayor" de Alejandro, actuando como mentor y consejero del joven príncipe.

Al inicio de la expedición, Alejandro le dio el título de sátrapa de Licia y Panfilia en el 334 ó 333 a. C., cargo que ostentó hasta el 328 a. C., momento en que volvió a reunirse con Alejandro en la Bactria, llevándole refuerzos. Pese a que desconocemos su relación con el mar y los barcos hasta el 326 a. C., ese mismo año fue nombrado almirante de la flota que Alejandro había construido en el Hidaspes, y que en parte fue costeada por Nearco. Con ella, navegó desde el Indo hasta el Golfo Pérsico, travesía que consignó por escrito. Tras muchas aventuras, llegó a Carmania, reuniéndose de nuevo con Alejandro Magno después de haber cruzado éste último el desierto de Gedrosia con consecuencias desastrosas para las tropas (se dice que dos tercios de su ejército perecieron en el intento). Nearco continuó después su viaje, llegando hasta el Éufrates antes de volver a encontrarse con Alejandro en Susa, a principios del 324 a. C.

Parece ser que Nearco iba a ser el almirante de la flota de invasión a Arabia, pero esos planes pronto se desvanecieron tras la muerte del rey. En los posteriores enfrentamientos sobre quién debería gobernar el Imperio de Alejandro, Nearco apoyó a Heracles, el hijo de Barsine y Alejandro, lo que es comprensible, ya que la amante de Alejandro era ya su suegra. Comandó tropas ligeras apoyando a Antígono y fue el consejero de Demetrio en el 312 a. C. No se sabe lo que fue de él después, pero probablemente se retirara del servicio para escribir la versión definitiva de su cuaderno de viaje (ya había escrito otra versión, pues Plutarco cuenta que se la leyó a Alejandro) y que fue de gran utilidad para los geógrafos posteriores.


Los Diádocos

Tras la muerte de Alejandro Magno, sus generales se repartieron el imperio y protagonizaron, durante más de veinte años, grandes guerras para obtener el poder, recuperar el Imperio de Alejandro o mantener sus correspondientes dominios. De forma genérica se les conoce como los Diádocos, que puede traducirse como los sucesores o herederos.

Tras ellos vinieron los epígonos, los nacidos después, que continuaron la lucha de sus progenitores con el objetivo de conseguir el poder y la hegemonía del mundo helénico durante casi cincuenta años más, hasta el año 281 a. C., mpomento en que murió el último de los Diádocos: Seleuco.

Estas luchas de poder, que comenzaron tras la muerte del conquistador macedonio, inauguran el Periodo Helenístico. Durante éste, el Mediterráneo Oriental y los imperios próximo orientales mantendrán un precario equilibrio de potencias, que se desvanecerá en el momento en que Roma comience su expansión por Oriente y acabe conquistando, uno tras otro, la mayor parte de estos dominios. El fin del Helenismo se produce en el año 31 a. C. con la conquista, por parte de César Octaviano, de Egipto, la última monarquía helenística.


Crátero (370-321a. C)

Crátero fue un general macedonio que formó parte del ejército de Alejandro Magno y a su muerte se convirtió en uno de los Diádocos.

Era hijo de un aristócrata macedonio llamado Alejandro. Destacó en la conquista de Persia al comandar el ala izquierda de la infantería en la batalla de Issos (333 a. C.), y su importancia puede entreverse en el hecho de que, durante las largas celebraciones en Susa, Crátero se casó con la princesa Amastris, sobrina de de Darío III. Además, Crátero y Poliperconte fueron elegidos para guiar a los 11 500 soldados veteranos en la vuelta a Macedonia. Su fidelidad era tal que, se dice que si Hefestión apreciaba a Alejandro, Crátero apreciaba al rey.

  
Alejandro y Crátero matando un león. Mosaico hallado en Pella.

Además y según las fuentes griegas, los principales generales del ejército Macedonia preguntaron a Alejandro, en su lecho de muerte, que a quién legaría su reino; puesto que el joven conquistador no tenía ningún heredero legítimo (su hijo Alejandro IV nacería tras su muerte, y su otro hijo, Heracles, era de una concubina y no de una esposa legítima); por lo que este hecho era una cuestión de vital importancia. Se debate mucho lo que Alejandro respondió: algunos creen que dijo Krat'eroi ("al más fuerte") y otros que dijo Krater'oi ("a Crátero"). La mayoría de los historiadores creen que si Alejandro hubiera tenido la intención de elegir a uno de sus generales obviamente hubiera elegido a Crátero porque era el comandante de la parte más grande del ejército, la infantería, porque había demostrado ser un excelente estratega y porque tenía las cualidades del macedonio ideal. Además había sido designado como regente en Macedonia, aunque esta orden quedó sin efecto por la muerte de Alejandro y el estallido de la guerra de Lamia. Pero Crátero no estaba presente en aquel momento; y fuera cual fuese la respuesta de Alejandro, parece que Crátero no ansiaba el cargo, por lo que no tardaron en surgir las luchas intestinas que dividieron el imperio se dividió entre sus generales.

En 322 a. C. Crátero ayudó a Antípatro en la Guerra Lamiaca contra Atenas. Navegó con su flota cilicia hasta Grecia y dirigió las tropas en la Batalla de Crannon, en 322 a. C. Cuando Antígono se levantó contra Pérdicas y Eumenes de Cardia, Crátero se unió a él, al lado de Antípatro y Ptolomeo. Finalmente, murió en una batalla contra Eumenes en Asia Menor, en algún lugar cercano al Helesponto, en 321 a. C. Allí su caballo le derribó y le pisoteó hasta causarle la muerte. Fue un final ignominioso para uno de los más capacitados generales de Alejandro.






















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