Ptolomeo I Soter (367-283 a. C)
Nació
en Macedonia. Su padre, Lagos, era un noble macedonio de Eordacea y su
madre, Arsínoe, estaba emparentada con la dinastía Argéada; incluso
existían rumores que lo hacían hijo ilegítimo de Filipo y, por tanto,
hermanastro de Alejandro.
Es
probable que creciera en la corte macedonia, tal vez haciendo las veces
de escudero de Alejandro, y que así se iniciara la amistad que siempre
tuvo con él, pues fue uno de los compañeros que marcharon junto al
príncipe en su breve exilio de 337 a. C.
Con
la coronación de Alejandro en el 336 a. C., Ptolomeo participó como
hetairoi, es decir, como miembro de la caballería de élite macedonia, en
las campañas europeas de 336-335.
En
la conquista de Asia, fue elegido, en el 330 a. C., como uno de los
guardaespaldas personales del rey (somatophylax) y mientras desempeñaba
este cargo, capturó a Besos, el asesino de Darío III de Persia. En e
transcurso de esta expedición, se distinguió durante el avance desde
Bactria hasta el Indo (327-325 a. C.), y por ello fue ascendido a
comandante (trierarchos) de la flota macedonia en el río Hydaspes.
Sus
éxitos y pericia en combate le valieron multitud de condecoraciones y,
al igual que el resto de los altos oficiales del ejército, participó en
la multitudinaria boda celebrada en Susa en el 324 a. C. Allí casó con
una noble persa: Artacama (hija del sátrapa Artabazo II). En 323 a. C.,
tras la muerte de Alejandro, Pérdicas, uno de sus generales y hombre de
confianza, actuando como regente provisional, nombró a Ptolomeo
gobernador de Egipto y Libia. Allí, tuvo como adjunto a Cleómenes de
Naucratis, un funcionario griego ya designado por Alejandro, y
gobernante de facto hasta ese momento, debido a su potestad para imponer
y recaudar tributos en todos los nomos.
Cuando
Pérdicas contrajo matrimonio con Cleopatra, la hermana de Alejandro,
los diádocos Antípatro, Crátero, Antígono y Ptolomeo, temiendo que su
intención fuera proclamarse heredero del Imperio, se rebelaron contra él
en la llamada primera Guerra de los Diádocos (322 - 320 a. C.), a la
que siguieron tres más (319 - 315, 314 - 311 y 308 - 301), en un intento
de mantener el frágil equilibrio de poderes.
Ptolomeo
comprendió enseguida, al contrario que sus rivales, que hacerse con
todo el Imperio de Alejandro era imposible y se concentró en consolidar
y asegurar el territorio que ya tenía bajo su mando: Egipto. Desde el
primer momento, y tras consolidar su poder, centró sus esfuerzos en
extender su influencia sobre la Cirenaica, los oasis libios y Chipre.
Como
medio de afirmar su legitimidad, Ptolomeo se apoderó de la caravana que
llevaba los restos de Alejandro de Babilonia a Macedonia, enterrándolo
primero en Menfis y trasladando, después, sus restos a Alejandría.
Ptolomeo I representado como faraón
Pero
cuando en 310 a. C. Casandro asesinó a Roxana y a su hijo Alejandro IV,
el Imperio se quedó sin soberano titular. En primera instancia, ninguno
de los diádocos se proclamó rey de inmediato, pero Ptolomeo y Antígono
intentaron atraerse a las ciudades griegas para su causa. Tras un
enfrentamiento entre ambos rivales en 306 a. C., con la consiguiente
derrota de Ptolomeo, Antígono se proclamó rey junto a su hijo Demetrio
Poliorcetes y, a partir de entonces, los demás diádocos fueron
sucesivamente haciendo lo mismo.
De
este modo, al año siguiente, Ptolomeo se declaró gobernante
independiente de la satrapía egipcia, nombrándose a sí mismo faraón y
estableciendo la dinastía Ptolemaica del Periodo Helenístico de Egipto.
De
todos lo generales de Alejandro, fue éste el único que murió de viejo,
cimentando las bases del que sería uno de los más importantes reinos
helenísticos y el foco cultural de referencia de todo el Mediterráneo,
centrado, principalmente, en Alejandría. En algún momento de su vida
escribió una historia de Egipto, hoy perdida, pero conocida a través de
referencias de otros autores.
Casando (350-297 a. C.)
Casandro
era hijo de Antípatro, uno de los generales de Alejandro Magno. La
naturaleza de este personaje parece quedar clara con el hecho de que, al
morir su padre en el 319 a. C., éste dejó estipulado en su testamento
que su sucesor en la regencia de Macedonia fuese su compañero
Poliperconte, y no su hijo, pues Antípatro no confiaba demasiado en las
dotes de Casandro para gobernar.
Sin
embargo, en el año 305 a. C., Casandro obtuvo el poder, aliándose con
Ptolomeo y con Antígono, mediante un golpe de Estado en contra de
Poliperconte y se hizo nombrar rey de Macedonia, cargo que ejerció hasta
su muerte en el año 297 a. C.
Y aunque tras la batalla de Megalópolis se hizo dueño de casi toda la Grecia meridional, sus rivales no le reconocieron como monarca hasta el año 301 a. C., tras la Batalla de Ipsos, en la que murió Antígono I Monóftalmos, o el tuerto.
Casandro,
una vez coronado, tuvo buen cuidado de que su gobierno quedara
completamente libre de competencia así que, en el año 316 a. C., acabó
con la vida de Olimpia del Epiro, madre de Alejandro. Además, bajo su
poder quedó Roxana, viuda de Alejandro, y su hijo Alejandro Aego, a los
que prohibió tratarlos conforme a su dignidad real para, más tarde,
mandar asesinarlos junto con el (presunto) hijo ilegítimo Heracles. Tras
estos asesinatos y después de imponerse a su rival Poliperconte,
Casandro se casó con Tesalónica, hermanastra de Alejandro Magno,
asegurando de este modo su posición en Grecia y Macedonia, proclamándose
rey en 305 a. C. Además, después de la Batalla de Ipsos, en la que
Antígono I resultó muerto, no tuvo oposición en el control de Macedonia.
Murió
de hidropesía en el año 297 a. C., pero su descendencia también dio
mucho que hablar. Sus tres hijos, Alejandro V, Filipo IV y Antípatro
II, llegaron a ser reyes, aunque efímeros. Antípatro mató a su propia
madre Tesalónica por celos hacia su hermano Alejandro; después, éste
vengó a su madre matando a Antípatro y, finalmente, Demetrio Poliorcetes
expulsó del trono a Alejandro y lo mató. Demetrio, "el conquistador de
ciudades", exterminó a la familia de Casandro, se hizo con el poder y
creó la dinastía Antigónida.
Antígono el Tuerto (382 - 301 a. C.)
Antígono
I el Tuerto, o Monoftalmos, fue un noble, general y sátrapa macedonio
al servicio de Filipo II y Alejandro III, por lo que tenía unos 60 años
cuando le acompañó a Asia, quedando en Asia Menor en calidad
de sátrapa de Frigia. Tras mandar tropas de apoyo a la campaña de
Alejandro, la guarnición frigia estaba muy debilitada cuando fue atacada
por el ejército persa. Pese a todo, Antígono logró derrotarlos en tres
batallas, lo que permitió a Alejandro culminar con éxito, y sin
interrupción, sus campañas en Siria y Palestina.
A
la muerte del conquistador será uno de los más destacados de entre los
diádocos y, pese a su avanzada edad, desde la muerte del rey tuvo la
intención de reunir bajo su mandato todas las tierras conquistadas por
los macedonios y, gracias a sus ingentes recursos, pudo pertrechar un
gran ejército (compuesto por 80 000 infantes, 8 000 jinetes y 83
elefantes). Por ello, todos los generales de Alejandro se posicionaron
en su contra y le presentaron batalla en Ipso, en el año 301 a. C. El
anciano general murió en la contienda, pero fue su hijo, Demetrio
Poliorcetes y su nieto Antígono, quienes llegaron a ser reyes de
Macedonia tras acabar con la estirpe de Casandro.
En la moneda, puede verse: en el anverso a Antígono el Tuerto y, en el reverso: a Zeus flanqueado por el nombre del rey y su título de basileus
Parece
ser que, tanto Antígono como su hijo Demetrio fueron los mayores
instigadores y en parte responsables de todas las intrigas y peleas que
hubo entre los generales (Diádocos) a la muerte de Alejandro.
Seleuco I Nicator (358-281 a. C.)
Seleuco
I Nicátor, o el Vencedor, fue el último de los llamados diádocos. Como
el resto, había sido general en el ejército de Alejandro Magno y dos
años después de la muerte de éste, en el 321 a. C., fue nombrado sátrapa
de Babilonia para proclamarse, desde el 305 a. C. al 281 a. C., rey de Babilonia y Siria. Fue el fundador de
la dinastía y del Imperio Seléucida.
Tiempo
después, tras la derrota y muerte del general Antígono I Monóftalmos en
la batalla de Ipsos (301 a. C), Seleuco se hizo con el poder del
extenso dominio que llegaba hasta el actual Pakistán, Irán, las montañas
de la India y los desiertos del mar de Aral. De todos los diádocos que
se repartieron el imperio de Alejandro, Seleuco fue quien se llevó la
más extensa parte que comprendía veinte pueblos de distintas etnias,
lenguas y religiones, y que sumaba más de 30 millones de habitantes.
A
partir de esa victoria, Seleuco reinó tranquilo sobre el extenso
territorio descrito anteriormente, mantuvo buenas relaciones políticas y
comerciales con la India; también fundó varias ciudades importantes
como Seleucia del Tigris, que fue la capital de su imperio, pero también
Seleucia Pieria, Seleucia Traquea y Antioquía (en la actual Turquía).
Seleuco
siguió un sistema de gobierno muy parecido al de los anteriores reyes
de Persia, destinando un sátrapa
(gobernador) para cada una de sus provincias. Pero al ser un reino tan extenso y con
etnias y gentes tan diferentes, los problemas no tardaron en llegar, sobre
todo en la zona que estaba aglutinaba los pueblos persas, medos y
bactrianos que habían conservado su antigua religión y su lengua. Así es
que cuando los sátrapas tuvieron conocimiento del comienzo de la
decadencia de la dinastía Seléucida, aprovecharon para hacerse
independientes. El sátrapa o gobernador griego de la Bactriana tomó el
título de rey en el 255 a. C. y así comenzó el reino de Bactriana, que
duró hasta el año 126 a. C. Aunque su idioma fue siempre el griego.
Seleuco murió asesinado por Ptolomeo Cerauno; a su muerte, le sucedió en el trono su hijo Antíoco I Sóter.
Lisímaco (360-281 a. C)
Lisímaco
fue un oficial macedonio de Alejandro Magno y uno de los diádocos,
pues acabó por convertirse en basileo, en 306 a. C., de Asia Menor,
Tracia (que en la Antigüedad se extendía entre el mar Negro al este y
Macedonia) y Macedonia durante 20 años.
En
el año 301 a. C. se alió con Casandro de Macedonia y Seleuco I Nicator
en contra del general Antígono I Monóftalmos a quien vencieron en la
batalla de Ipso. En el 288 a. C., aliándose con Pirro del Épiro, invadió
Macedonia y tomó prisionero a Demetrio que acabó refugiado en Babilonia
bajo el gobierno de Seleuco I Nicator.
También
se alió con Ptolomeo y se casó con una hija de éste, llamada Arsínoe II
Filadelfo. Pero Lisímaco tenía ya un hijo de un matrimonio anterior
llamado Agatocles. Así que su nueva esposa lo convenció de que su hijo
tramaba asesinarle para acceder al trono. Fue tan persuasiva que
finalmente Lisímaco hizo matar a su hijo Agatocles, lo que provocó una
gran sublevación que no le favoreció nada. Después de estos sucesos,
Lisandra, la viuda de Agatocles, huyó a la corte de Seleuco I a quien
persuadió para que se enfrentara con Lisímaco.
Murió
en el 281 a. C., derrotado por Seleuco; entonces, una parte de Tracia
pasó a engrosar el reino de Macedonia y la otra, el de Asia Menor, bajo
el poder de los Seleúcidas.
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